Confinamiento: prueba de fuego para las familias y las parejas
Estos días confinados o parcialmente confinados por la pandemia, están resultando una prueba de fuego para las parejas y las unidades de convivencia.
Sin posibilidad de expandirse en las actividades de ocio o deportivas, en el trabajo y con los grupos de amigos, el sentimiento de represión personal es muy intenso y está llevando a la crispación a muchas personas en sus núcleos familiares.
Sentimientos de irritabilidad, falta de concentración, nerviosismo, desesperación en algunos momentos, hacen difícil la vida dentro del hogar. Los niños más pequeños adolecen de la falta de relaciones con sus semejantes, pero especialmente los adolescentes la sufren.
Los padres adaptándose a toda velocidad al teletrabajo, también a la tele-venta, al teleocio, a la escuela online de sus hijos y a las relaciones virtuales con los familiares y amigos. Todo ello con sus muchos pros y contras, ya que supone un cambio de los estilos debida forzado por las circunstancias.
El ser humano es un ser social y la falta de ese contacto físico y emocional que se produce en el encuentro con el otro no lo puede suplir lo virtual, condenándonos a una suerte de infelicidad desdibujada cuando no de soledad y tristeza.
Las parejas sufren especialmente ya que en ellos es fundamental renovar el deseo en la ausencia cotidiana de la pareja para que haya un reencuentro feliz después de haber estado nutriéndose personalmente con otras relaciones y con su satisfacción profesional o laboral realizada en el día a día. El deseo en el ser humano funciona en la dinámica ausencia-presencia y si no es así, adolece.
También es el momento en el que van a surgir los temas de pareja no resueltos ya que la convivencia es muy intensa.
Todo aquello que estaba larvado va a hacer acto de presencia. También las dinámicas familiares con los hijos, los diferentes triángulos que se producen en el hogar, cambios de roles producidos por la situación social, … padres que se ocupan de los hijos cuando antes no lo hacían, nuevo reparto de los quehaceres domésticos, multiplicación de estos últimos, ….
Los núcleos familiares también están sometidos a los acontecimientos sociales, políticos y económicos que suceden en el nivel social y que pueden condicionar negativamente la vida en el hogar y la vida de la pareja, cuando las noticias son de un futuro poco prometedor.
Entendiendo que en un momento de crisis social no es el momento más idóneo para tomar decisiones drásticas sobre todo porque nos puede debilitar emocionalmente y tal vez económicamente, si puede resultar un momento fructífero para reflexionar sobre la orientación de nuestras vidas y nuestras prioridades. Son muchos los pacientes que han aprovechado este parón para pensar cómo les gustaría que fuera su vida ya que por la pandemia parece que se ha subvertido el ranking de prioridades vitales de todos nosotros. Es un buen momento para recibir una orientación personal por parte de un psicólogo en visitas presenciales u online.
Hay que ver una oportunidad en las ocasiones desfavorables y convertirlas en motor de cambio, pero en la circunstancia si se puede, en la que podamos salir fortalecidos.
Susana Gracia, Psicólogos en Barcelona