Los acontecimientos o fenómenos sociales traumáticos producen un estado de angustia para el sujeto conocido como ansiedad cuyas secuelas en algunos casos se hacen crónicos en el llamado estrés post-traumático.
Son múltiples los fenómenos con potencial carga traumática a los que hoy en día se les da gran publicidad, agresiones sexuales, multiplicación de la violencia en ámbitos como el colegio, la calle y el hogar, impotencia social delante de la corrupción política y la desestabilización económica, abuso político y social de los individuos.
Fenómenos Sociales Traumáticos: Su incidencia en nuestro estado psicológico
Las personas necesitamos de un entorno estable para nuestra supervivencia física y psicológica. Las sociedades proporcionan un entorno cultural y social que protege nuestra vida y la de nuestras familias.
Cuando se trastoca ese orden, comienzan a aparecer reacciones grupales e individuales extraordinarias, en forma de traumas y distorsiones.
Los movimientos grupales tienen sus propias dinámicas estudiadas por la sociología. Movimientos de masas dónde se diluyen las individualidades en pos de un amo y dónde el sujeto queda alienado. Esto no dejará de tener consecuencias sintomáticas para la persona.
Puedes leer más sobre el tema de qué fenómenos sociales son considerados traumáticos, en el libro «Historia, Narración y Memoria» de María Inés Mudrovcic.
Principales consecuencias de los fenómenos sociales traumáticos
La angustia es la reacción principal, en forma de estrés post-traumático, ansiedad difusa o focalizada en forma de fobias o inhibiciones, hasta fenómenos orgánicos que aparecerán a partir del hecho causante.
Estas imágenes o acontecimientos vividos van a adquirir en algunas personas, carácter de trauma en la psique de la persona y se van a adherir con su energía patológica a otros traumas del pasado, especialmente de la infancia y que no recordaremos por su carácter inconsciente pero que contribuirán a la fijación de los síntomas o de la enfermedad.
También surgen otras reacciones como el aumento de la agresividad en las relaciones, por lo tanto el aumento de la angustia y de la culpa hacia los otros, eliminando el confort que ofrece la vida social pacífica.
En los casos de personas que ya padecen una salud mental frágil, los fenómenos sociales traumáticos o distorsionantes, van a venir a acentuar la angustia ante una realidad que se ha vuelto más amenazante.
Psicólogos en Barcelona, Susana Gracia