Los celos son unos estados afectivos normales, todo el mundo los tiene, lo reconozca o no.
El hecho de que se los reconozca no sólo supone una cuestión de amor propio sino que muy a menudo son negados por nuestra consciencia.
En la sociedad actual, los celos sobre todo entre las relaciones hombre-mujer están moralmente penalizados , sobre todo porque se entiende que pueden constituir la fase precursora del fenómeno de violencia de género contra las mujeres, hecho muy publicitado hoy en día por los medios de comunicación.
Los celos siempre están aunque sea de forma inconsciente para la propia persona a quién pertenecen. Cuanto menos conocidos son por las personas que los padecen, más fuerza manifiestan en su nivel inconsciente.
Nadie quiere ser celoso pero es sin duda una consecuencia de poder amar a nuestros congéneres de la especie humana, pero a partir de determinado grado, hacen sufrir y limitan la vida y las relaciones sociales y amorosas, cuando adquieren características patológicas.
Existen tres niveles de celos, desde los celos normales, producto de sentir que uno cela lo que ama hasta los enfermizos que pueden llegar a ser incluso delirantes. El segundo y tercer nivel requiere tratamiento psicológico para librase de ellos y curarse.
El primer nivel: Celos normales o de competencia
- Son aquellos que demuestran el dolor por el temor a perder el objeto amado.
- Suelen contener sentimientos de hostilidad hacia los posibles rivales.
- Presentan una buena cantidad de autocrítica, dónde el propio sujeto se culpa por esa posible pérdida del amor.
- No suelen guardar proporción con la situación actual del sujeto, lo que nos demuestra sus raíces en la afectividad infantil, suelen estar intensificados por celos que se tuvieron hacia los padres y hacia los hermanos.
- Suelen ser celos bisexuales, es decir, pueden ser dirigidos tanto hacia un hombre como hacia una mujer aunque el sujeto sea heterosexual, lo cual vuelve a demostrar sus raíces en la infancia, dónde tanto se amaba como odiaba a los padres y hermanos, de sexo femenino como de sexo masculino.
Celos de segundo nivel: Celos proyectados
- Provienen tanto en el hombre como en la mujer de la propia infidelidad, practicada o fantaseada.
- Se produce un desplazamiento de los propios deseos de infidelidad a la otra persona amada, de esta manera, el sujeto en cuestión consigue tranquilizar su conciencia.
- El sujeto que sospecha de su pareja y tiene celos, probablemente, haya sido él mismo, el que haya tenido tentaciones de infidelidad fantaseadas o practicadas.
Celos de tercer nivel: Celos delirantes.
Provienen de deseos de infidelidad reprimidos e inconscientes pero los objetos de tales fantasías son del mismo sexo.
Nuestra cultura judeocristiana castiga la ambivalencia de las emociones con los seres que queremos mediante nuestra conciencia moral. Su intervención es la responsable de parte del sufrimiento de los celos y está en su origen también.
Lo que está claro es que los celos son humanos y que traducen deseos y temores de la persona la mayor parte de las veces inconscientes. Como todos los productos del amor, hacen sufrir desesperadamente.
Analizar su contenido para clarificar qué desea y teme la persona en su inconsciente, nos dará la clave para entenderlos y curarlos.
Bibliografía consultada para la realización del artículo:
Sigmund Freud: Obras Completas, XIV.» Sobre algunos mecanismos neuróticos en los celos, la paranoia y la homosexualidad» (1922).
¿Te ha parecido interesante el tema de los celos? A lo mejor te has sentido reconocido en alguna de las sintomatologías que hemos descrito en el artículo y podemos ayudarte a que los celos no interfieran en tus relaciones sentimentales y te dejen disfrutar de una vida mucho más satisfactoria a nivel afectivo
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Psicólogos en Barcelona – Susana Gracia – Especialista en psicoanálisis