El duelo es la reacción a la pérdida de una persona amada o de un ideal importante como puede ser la patria, la paz, la libertad… Suele durar un largo tiempo y representa para el psiquismo, un lento trabajo de elaboración que le va a requerir mucha energía.
Del proceso del duelo, el sujeto al final saldrá habiendo asumido que la persona amada no existe más o que aquel ideal se perdió y estará en disposición de crear nuevos vínculos de afecto con otros seres o ideas. Para cada uno de nosotros, ese tiempo puede variar.
Proceso y síntomas del duelo
El sujeto que ha tenido la pérdida estará poco disponible para el resto de acontecimientos de su vida, que se convertirán en un sobreesfuerzo y con razón, ya que estará casi enteramente dedicada a despedirse del amado, desamarrando cada una de los afectos que le unían con aquel. Incluso durante tiempo, la persona desaparecida continúa en nuestro psiquismo con una gran presencia y constancia. De una manera muy lenta, el yo, en su instinto de auto conservación, se dejará llevar por la vida y sus satisfacciones y desatará su ligazón con el objeto desaparecido quedando libre para establecer nuevos lazos de afecto. El mundo volverá a tener color, después de haber permanecido pobre y vacío.
Este trabajo de elaboración del duelo se realizará con muchas resistencias incluso con momentos de negación de la realidad llegándose a veces a alucinar con pérdidas del sentido de la realidad momentáneas.
Todos esos síntomas son normales en esa situación y no pueden ser considerados patológicos durante un tiempo prudencial. Más allá de ese tiempo si no se sucede ninguna mejora del estado anímico de la persona podríamos estar hablando de duelo patológico o de melancolía y en ese caso, es muy importante la intervención de un profesional psicoanalista.
Diferenciación entre duelo y melancolía
Por ello, conviene diferenciar el duelo de la melancolía ya que ambos cuadros presentan características idénticas pero en un caso los síntomas se pasarán con el tiempo mientras que en la melancolía no sólo no mejoran sino que suelen empeorar.
En el caso de la melancolía, la pérdida sucedida no es real, se trata de una pérdida en lo inconsciente, en el propio yo del sujeto y llama la atención la cantidad de reproches, castigos y humillaciones que se infringe a sí mismo el sujeto en cuestión.
Este castigo lo realiza nuestro “policía interior” cuando se ha producido un desengaño de parte de la persona amada además de una pérdida y en vez de retirar el afecto de ese sujeto, se produce un alojamiento del desengaño en una parte de sí mismo. No se ha llevado bien el conflicto de ambivalencia que supuso esa situación, la pérdida y el desengaño al mismo tiempo. En ese caso se va a desarrollar una melancolía que también puede tener fases de manía, dónde aparecen todos los síntomas opuestos. Ambas pueden combinarse en una enfermedad de fases melancólicas y de fases maniacas que es muy grave.
El rito del duelo
El duelo es un proceso importante tanto individual como socialmente, por ello se le dedica un rito desde las épocas más primitivas y en todas las sociedades desde las tribales a las modernas. Con el rito del duelo, vamos a satisfacer una necesidad individual fundamental: que la sociedad sepa y respete que estamos en un trabajo de elaboración interior y también vamos a satisfacer una necesidad social: mantener una raya entre los vivos y los muertos para poder hacer posible la vida.
Si usted estuviera en un proceso de duelo sin ninguna mejora en el tiempo, sería aconsejable consultar con un psicoanalista que le ayudará a detectar el bloqueo de ese proceso tan complejo. Este profesional también lo puede ayudar acompañando un proceso de duelo completamente normal.
Bibliografía utilizada
Duelo y melancolía. Obras Completas de Sigmund Freud. Cap. XIV. Amorrortu Editores.
Si decides venir a visitarme recuerda que la primera consulta es gratuita, reserva aquí tu cita y me pondré en contacto contigo para confirmarte disponibilidad lo antes posible: