Los niños crecen rápido, su cuerpo se estira y cada vez hacen más cosas sorprendentes de forma espontánea y casi sin que los papas se den cuenta.
El desarrollo emocional también se producirá, pero éste es un proceso de lenta maduración, no como el desarrollo físico o el desarrollo de algunas habilidades cognitivas básicas.
Por ello conviene considerar la educación emocional como una parte imprescindible en su educación, en la cual los padres han de esforzarse día a día.
La educación emocional es la parte educativa más complicada ya que puede implicar preguntas o cuestionamientos de los sentimientos de los padres que ellos pueden no haberse hecho nunca o sobre los que no tienen respuestas o no saben qué enseñar.
Vale la pena que los padres hagan un esfuerzo con esta educación pues la salud mental futura de los hijos corre en parte de la cuenta de los padres a esas edades precoces.
Os aporto unas indicaciones que os pueden ayudar en este sentido, pero conviene no descartar el hacer una consulta puntual a un profesional delante de alguna duda o alguna situación compleja que tratar con el hijo.
No hay que obsesionarse con la educación emocional de los hijos porque dejaríamos de ser naturales pero si reflexionar sobre nuestra actitud ante algunas situaciones como por ejemplo las preguntas de los niños pequeños:
1.- Conviene contestar siempre a los niños cuando preguntan sobre sentimientos, situaciones, fenómenos de la naturaleza, de la vida social, de las relaciones familiares, del amor. Esto es la educación emocional en sí misma
No responder o tildar de tontería lo que preguntan es no ayudar a su desarrollo emocional y les puede producir inhibición respecto al conocimiento en general o en alguna área en particular.
El deseo de saber sobre la vida está profundamente ligado a saber sobre las materias de conocimiento que después desarrollará en el colegio… las matemáticas, la ciencia,..etc.
2.- La respuesta a las preguntas del niño debe ser corta y centrada en lo que ha preguntado e ir añadiendo información real a medida que crecen.
Hay que eliminar parte de la complicación que tiene la vida simplificando la respuesta porque cuando son pequeños no están preparados para entenderlo y les confundirá, pero no hay sacrificar el dar una respuesta suficientemente completa a la pregunta.
Por ejemplo, uno puede explicar que los niños nacen porque el papa pone una semilla en la mama que es una respuesta real y sencilla a la que podemos ir añadiendo información sobre el fenómeno a medida que vaya creciendo: como que la mama tiene unos huevos que se llaman óvulos con los que nace y que los papas tienen unas semillas en los testículos que se desarrollaran cuando sea mayor. Posteriormente, se puede ir añadiendo más información a medida que veamos que el niño la puede asimilar.
3.- Siempre hay que contestar desde la realidad ya que no hay nada más mágico que la propia vida por ello no necesitamos inventar respuestas de ese tipo.
Por ejemplo, ¿no es mágico cómo funciona el cuerpo humano?, como hace la digestión el estómago, como hay sangre en nuestro cuerpo y que función tiene o cómo se mueve la tierra y se ve la luna en distintos formatos cada noche….
4.- Las preguntas más difíciles suelen ser las que se refieren a sentimientos propios de la mama o del papa, a aspectos conflictivos, discusiones, problemas familiares.
En ese caso, hay que hablarles desde la sensatez y desde la humildad, si no se sabe qué responder, responder lo que se siente pero de una manera controlada y sobre todo, hay que exculpar a propósito al niño aunque él no tenga nada que ver con la situación. El niño imagina que él es el centro del mundo de sus padres y por ello, puede sentirse el culpable de situaciones que les pasan a ellos.
5.- En las respuestas hay que poder explicarles también lo que queréis y lo que necesitáis en determinados momentos de ellos y del mundo y también cuando podéis y cuando no podéis hacer cosas.
Es muy importante para su desarrollo emocional saber que tenéis límites y obligaciones que también debéis cumplir, no sólo ellos. Es muy importante que ellos sepan que todos estamos regidos por unas normas de la vida en sociedad.
6.- Cuando hablemos con los niños, nunca hay que hablar mal de otras personas queridas o importantes para el niño porque eso le hará mucho daño.
7.- No hay que atiborrarles con información y conocimiento.
Esperemos a que aparezcan las preguntas y no expliquemos cosas sin que vengan a cuento. Además, si respondemos a las preguntas con gusto, ellos las seguirán haciendo, de esa manera poco a poco iremos ampliando la información que les damos de la vida, fortaleciendo nuestra relación mutua y sobretodo, estaremos contribuyendo a hacerlos fuertes emocionalmente.
Encontramos muy recomendable el siguiente video sobre el concepto de educación emocional, rodado en un colegio infantil de Gavà, Barcelona en el año 2013.
¿Qué te parecen nuestros consejos? ¿Tienes alguna experiencia enriquecedora en este sentido? Compártela en comentarios, estaremos encantados de leerla y comentarla también :)
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Psicóloga en Barcelona – Susana Gracia – Especialista en psicoanálisis